09 febrero 2010

El cubano

Negro, cubano, kinesiólogo y gusano. Macho latino. Decía pretender presentarme en la clínica como “su mujer”. Hacía escenas de celos eternas cuando le contaba que había salido a bailar con amigas y se ponía loco al escuchar mis ideas de igualdad de los sexos. De cualquier manera, la curiosidad me mató y lo conocí. Coincidió un viaje a Bs. As. por trámites y visita a amigos. Lo cité en el Shopping Abasto a mediados de marzo del 2007 a las 4 de la tarde, apareció vestido con ambo de hospital de jean. Negrísimo, jetón, de ojos grandes. Entramos a tomar un café. No miraba a los ojos al hablar y era torpe. Decía que su madre lo increpaba por no mirar a los ojos. Igual quería probar su piel. Por la noche fuimos a tomar cerveza y a un telo. Mi amigo Ariel me acompañó hasta la entrada del edificio cuando el Negro vino a buscarme, y al llegar al telo le mandé mensaje diciendo dónde estaba, respetando el código de cuidado que nos habíamos hecho. Es cierto el mito. Gran pregunta de mis amistades. Igual no me gustó, tanto espamento de órgano sexual para no saber usarlo. A la mañana salimos de ese hotel de mala muerte, jajajaja estaba a la vuelta de un local del partido humanista. No lo quise ver nunca más.

En el hotel mugroso me contagié ladillas, al volver a mi casa las descubrí. Me morí de vergüenza al avisarle a mi amigo que me había hospedado, por suerte no se contagió.


4 comentarios:

  1. Bueno, es un relato como quien cuenta el argumento de una película, demasiado lineal, casi puritano, para mí falta erotismo, imágenes y recursos que me hagan disfrutarlo como un texto literario, salvo que ese no sea el objetivo de este blog, porque si es contar experiencias personales, lisa y llanamente, resultará poco interesante, aburrido y mediocre.

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  2. No considero que el tono del comentario sea constructivo. Colocarse en un lugar de verdades absolutas, no le hace bien a la literatura, ni a la vida.
    El objetivo del blog, como bien lo dice en su presentación, es recopilar relatos, prosas poéticas o sucedidos en telos y otros piringundines.
    ¿Y vos qué tenés para ofrecer?. Te invito a compartir tus textos.

    Josefina Ortiz

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  3. no sabría que decir, acá se armó una peleita. a mi me gusto la historia, es cierto que está contada de una manera simple, pero, me gustó igual

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  4. Siempre prefiero quedarme en un Hotel en Buenos Aires que en un telo. La diferencia de precio es de 60$ aproximadamente pero tenés todo el día (o sea que tranquilo con el tiempo) y me da la sensación que son mucho más higiénicos que los telos.
    Sobre gustos no hay nada escrito pero... espero hayas aprendido la lección.
    Saludos

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