14 febrero 2010

Botella al mar




Suena un timbre,
pero no es el despertador.
Es la hora en que nos toca quemarnos.
Y no queremos interrumpir
esta marea roja que nos aplasta.
Y no queremos degollar a ésta
serpiente que nos hilvana.
Suena un timbre
y una luz que enciende y se apaga
Nos ensombrece/
Nos ilumina/
¿y ahora quién va a venir a
desenredar nuestros dedos?
¿ y ahora quién va a poder
desatar el nudo en nuestras piernas?
Suena un timbre
y no es el despertador.
Es el tic tac de una bomba que
se dilata en nuestros ojos.
Es la aguja del reloj que nos
acomoda el flequillo antes
que se nos prenda fuego la cabeza.
Suena un timbre/
La luz del infierno parpadea/
La señora de la limpieza nos está
esperando en la puerta.
Nos hacen falta:
una regadera,
un buen jardinero,
y una gran parcela de tierra
donde enterrar nuestras raíces.


Fabián Leppez

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